martes, 22 de diciembre de 2009

Stone Town

16 de Julio, Dar - Stone Town (Zanzibar)

Buen desayuno con tostadas en el hotel y, después de reservar otra habitación para el día 22 de julio, cogemos un taxi para ir hasta el ferry. Negociamos el precio con un hombrecico que resulta no ser el conductor sino un apegado que nos acompaña hasta las taquillas. Nos parece todo un tanto extraño y confirmamos con el taxista el precio, no le parece bien pero el espontáneo le convence. No entendemos muy bien cuál será su beneficio porque al dejarnos en la taquilla se va y nosotros pagaremos el precio estipulado. Además se gana la enemistad de todos los cansinos que hay por los alrededores.

Hemos optado por el ferry lento de "Flying Horse", que sale al mediodía.


Nos hacen mal cambio si pagamos los billetes con moneda tanzana así que nos acercamos a un banco próximo para conseguir dólares. Además también necesitamos dinero en efectivo para los días que vamos a pasar en Zanzibar. Nos marean, ahora aquí, ahora allá, los cajeros para conseguir más chelines no funcionan... Tenemos que hacer otra vez fila y además se nos intentan colar de mala manera pero no nos dejamos. Después de todo el lío nos dicen que no podemos cambiar chelines tanzanos a dólares sin un justificante de en qué nos los vamos a gastar, ¡en fin!. Volvemos a las taquillas del ferry esquivando de nuevo a los cansinos y compramos los billetes con algunos dólares que nos quedaban (20 USD cada uno).

Ya casi son las 12 así que embarcamos. Todos los extranjeros somos VIP, con supersillones en el piso superior. Se mueve bastante así que intentamos descansar con los ojos cerrados. Llegamos después de tres horas moviditas y hacemos los trámites de inmigración. Nos sorprende porque estamos dentro del mismo país y además no hemos hecho lo propio en la parte continental, pero incluso nos sellan el pasaporte y tendremos que entregar un impreso de salida cuando nos vayamos.

Ya habíamos leido en la guía la insistencia de los papasi, como llaman por aquí a los cansinos. Es una palabra swahili que significa garrapata, poco después entendemos a la perfección el calificativo gracias a uno de estos individuos.

Resulta imposible deshacernos de él y nos acompaña callejeando hasta el Jambo Inn. Intentamos esquivarlo comiendo primero en un restaurante que hay en la plaza de al lado, pero ni con esas. Pregunto en el hotel mientras Marcos toma el postre, pero está lleno. Vienen más turistas y aprovechamos para despistar a nuestro papasi particular. Conseguimos llegar al Flamingo, donde cogemos una habitación con baño compartido y desayuno por 20 USD.

Ya hemos comido, ya tenemos habitación, es hora de salir a recorrer Stone Town.


Una niña pequeña, nada más salir del cole, se quita con dificultad el pañuelo blanco que cubre su cabeza y cuando lo consigue esboza una amplia sonrisa.

Nos dejamos llevar entre las estrechas callejuelas llenas de vida, con niños que nos saludan, hombres jugando al dominó o a un juego africano con una semillas o a las damas con tapones de botellas de agua mineral. Tenemos que esquivar las numerosas bicicletas que bien sisean o tocan el timbre para avisar de su paso. Llegamos al mar a la altura del antiguo fuerte y la casa más grande de Zanzíbar, con la puerta tallada más grande de Africa Oriental.


Lamentablemente se nos pega otro cansino y no hay manera de que se vaya. Lo ignoramos absolutamente pero insiste más y más. Resistiremos. Disfrutamos de una buena puesta de sol desde la playa, observando como varios grupos de adolescentes practican volteretas y acrobacias. En una plaza que hay justo detrás empiezan a funcionar un montón de puestos de comida callejera. Todavía es pronto para que cenar así que seguimos descubriendo esta ciudad, ya sin nuestra "sombra" que ha desaparecido con el sol.


Buscamos un sito para navegar. Nos perdemos un poco, aparecemos por la zona del mercado con ya casi todo cerrado y un nuevo "amigo" nos hace de guía por media ciudad hasta encontrar un lugar abierto con acceso a internet. Le damos sinceramente las gracias y una propinilla. "¡A lo mejor nos volvemos a ver, Manga!"

Volvemos paseando a la zona de puestos de comida que sigue muy animada. Cenamos pizza-empanada, kebab, una croqueta de pescado con chapati y un par de pinchos, hablando con dos señores de Omán que nos explican que Zanzíbar perteneció su país y que los edificios más emblemáticos los construyeron ellos.

Regresamos solos al hotel, sin contratiempos, a buen paso por las oscuras y estrechas callejuelas de esta impactante ciudad.

17 de Julio, Stone Town - Kendwa

Comenzamos el día desayunando en la azotea del hotel teniendo una visión diferente de Stone Town. Preguntamos por los minibuses que van a las playas y nos dicen que ya han salido a las ocho de la mañana. A la una a lo mejor hay hacia la zona norte pero al este es más complicado. Así que comenzaremos a descubrir más rincones de Zanzíbar por el norte, elegimos Kendwa porque se supone que es más tranquila que la cercana Nungwi. Reservamos po 9000 TZS y vamos a ver el mercado en todo su apogeo.

Al principio me da vergüenza sacar la cámara pero Marcos, muy majico, me anima a preguntar y la gente me va dejando hacer fotos. Hay un estrecho edificio con un ala para el pescado y otra para la carne, el resto del mercado son puestos bajo una techumbre de plásticos que deja pasar la luz entre sus rendijas. Venden especias para turistas, frutas y vegetales diversos, etc. Damos otra vuelta por la zona del pescado, miramos los pulpos, rayas, un pequeño tiburón, bonitos enormes y al fondo una pequeña subasta donde están cortando por la mitad una raya gigantesca.


Continuamos por las callejuelas contiguas donde siguen los comercios: sederías, sastrerías, relojerias... Vamos descubriendo mezquitas, casas asombrosas y rincones especiales de esta interesante ciudad.

Como nos da tiempo nos acercamos a visitar la Iglesia Anglicana, construida en el antiguo mercado de esclavos. Bajo el hotel Santa Mónica todavía se pueden ver dos de las habitaciones donde los hacinaban. Afloran diferentes sentimientos: claustrofobia, repulsión e incomprensión ante tales atrocidades cometidas no hace demasiado tiempo.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Moshi, Lusotho y Dar

12 de Julio. Arusha - Moshi.

Habíamos quedado con Thomas, de ActiveTanzania, pronto por la mañana en la agencia para cumplir nuestra parte del "negocio" y traducir parte de su página web al castellano. Desayunamos tranquilamente en el hotel y recogemos todo con la intención de ir hacia Moshi después de comer.

A las tres de la tarde partimos en autobús hacia esta ciudad, famosa por ser una de las bases para la ascensión al monte Kilimanjaro, la cumbre más alta del continente africano. No está dentro de nuestros planes principalmente por los elevados precios, tan sólo la entrada al Parque Nacional cuesta 60 USD diarios. A ello hay que añadir los costes de un guía ya que es obligatorio contratarlo.

Una hora y pico más tarde ya estábamos callejeando en busca de alojamiento, rodeados de "cansinos" y con la mayoría de los hoteles completos. Acabamos bastante saturados y alojándonos en un hotel lejos del centro para librarnos de su molesta compañía.

Habíamos pensado pasar en Moshi un par de días haciendo alguna excursión por los alrededores pero releemos la guía y decidimos ir hacia Dar Es Salam al día siguiente. Intentamos encontrar la oficina de una compañía de autobuses antes de que anochezca para preguntar los horarios pero ha cambiado de sitio. Descansamos un poco en la habitación y bajamos a cenar al restaurante.

Repensamos el itinerario de los próximos días. Probaremos a acercarnos a las montañas Usambara, desde la población de Lusotho. Nos echamos pronto a dormir, estamos cansados aunque hoy no hemos hecho gran cosa.

13 de Julio. Moshi - Lusotho

Empezamos el día con calma. Una buena ducha de agua caliente, desayunamos en el hotel y vamos a cambiar dinero al banco. Cuando llegamos a la estación de autobuses ya no hay uno directo hasta nuestro destino, tendremos que ir a Mombo y luego coger un dalla-dalla hasta Lusotho.

Descansamos durante el trayecto, viendo el Kilimanjaro al principio y las extensas plantaciones de sisal después. Nos hace gracia adelantar al bus de Kananga con el que también coincidimos en Serengueti. Probablemente el dinero que nos gastemos durante los dos meses de viaje será inferior a lo que pagan sus ocupantes por 17 días.

Mercadillo, desde el autobús

En el cambio de transporte aprovechamos para comer y luego comienza la negociación del pequeño minibus que nos llevará a Lusotho. Un hombrecico nos ayuda a conseguir un precio justo aunque se crea bastantes enemistades entre los que ya nos veían como la paga extra semanal. Va lleno llenísimo y durante el trayecto todavía sube más y más gente, algunos van literalmente fuera del autobús agarrados como pueden a la puerta.

Llegamos a nuestro destino a las cuatro de la tarde y un guía de Tayodea, una asociación local con programas de turismo cultural, nos acompaña a buscar hotel. Nos quedamos en el White House Anex, en una habitación recién pintada con baño y desayuno por 12.ooo TZS.

Después nos acercamos a la oficina de esta asociación que da trabajo a varias personas de la comunidad y cuyos beneficios se reinvierten en la misma. Nos apetece apoyar este tipo de iniciativas pero las excursiones que organizan son demasiado caras, 40 USD por una salida al mirador de Irente, al que es relativamente fácil por tu cuenta. Hablamos con ellos tranquilamente y negociamos que nos quiten la comida y hacerlo en mediodía de forma que finalmente pagaremos 20.000 TZS.

También les preguntamos por el mercado de mañana en Soni, un pueblo cercano, pero nos dicen que hay un problema de diarrea y lo han suspendido. Su negocio estrella son los trekkings de varios días por las montañas Usambara con alojamiento en las casas de los campesinos pero no queremos pasar tanto tiempo en esta zona.

Paseamos el resto de la tarde por el pueblo. La gente es muy amable, nos saludan continuamente y los niños nos llaman mzungu entre pícaras sonrisas. Vemos el animado mercado y compramos algo de fruta. Nos llama la atención ver a los bebés, llevados en la espalda sujetados con telas, con zapatos muchísimo más grandes de lo necesario.

Negocios locales en Lusotho

Descansamos en la habitación un poco antes de cenar en el restaurante de la guesthouse. Sólo tienen pollo, qué bien, por lo menos puede ser con arroz en vez de con patatas fritas que ha sido nuestra comida.

Batimos el record de espera. Nos dicen que tardarán 25 minutos, luego 35 minutos, pero no nos imaginábamos que teníamos que sumar los tiempos de espera. Más de una hora después llega nuestra cena, al menos el pollo es guisado con tomate y pimientos verdes en lugar de frito como siempre.

14 de Julio. Lusotho

Hemos quedado a las 9 de la mañana para ir con un guía de Tayodea al mirador de Irente. El desayuno de la guesthouse es bastante pobre, sólo leche en polvo y dos tostadas con mantequilla y azucar con hormigas.

Nos acompaña el mismo chico de ayer. Creo que damos un poco de vuelta para llegar pero está muy bien porque pasamos por pequeños pueblecillos. Hay muchísimos niños que nos saludan sorprendidos, gente trabajando en el campo, huertos de maiz, caña de azúcar, patatas, otros construyendo sencillas casas de adobe, etc.

Vistas desde el mirador de Irente

Llegamos al mirador una hora y poco después y volvemos por otro camino. Pasamos por una granja y compramos queso.

Hay un orfanato y varios colegios en la zona, uno para ciegos y el Rainbow School de educación especial, que visitamos. Está muy bien ya que reciben fondos de la iglesia luterana y del gobierno alemán, además están hermanados con un colegio de allí y a veces vienen voluntarios.

Tienen 28 alumnos distribuidos en tres clases y un programa de autismo para otros 500 niños de la comunidad. Hay una sala de psicomotricidad, con material parecido al que tenemos en España, un cartel con instrucciones de juegos en inglés ("Simon says..."). En las aulas utilizan fotos para ayudar a la comunicación y también tienen sillas de ruedas donadas por Unicef. Hacemos un pequeño donativo y continuamos el paseo hasta Lusotho. Compartimos camino con los escolares que van saliendo del colegio ataviados con uniformes azules.

Rainbow School

Compramos los billetes de autobús para mañana por la mañana a Dar Es Salam y probamos a llamar por teléfono a casa. Tan sólo podemos hablar dos minutos y se corta pero por lo menos sabemos que les van llegando los correos electrónicos y la familia está tranquila.

Comemos en el Tumaini Restaurant. Pizza no hay, pero sí espaguetis con champiñones y ternera con arroz muy especiada. Se agradece cualquier cosa que no sea pollo. Durante la espera jugamos a las cartas y después nos echamos una supersiesta en nuestro hotel, con el ruido de fondo de la televisión del bar que les gusta tener a tope de volumen. Están enganchados a las telenovelas venezolanas en inglés.

Luego viene la "operación ducha". Se suponía que teníamos agua caliente en nuestro baño pero ni siquiera tenemos fría. Abren el tanque y para el agua caliente tenemos que esperar 20 minutos. Después de más de media hora, seguimos sin ella. Pregunto de nuevo y me dicen que me pueden traer buckets (cubos) o ir a otra habitación. Al final nos trasladamos definitivamente de habitación para acabar duchándome con cubos porque sale sólo un hilillo de agua caliente. ¡Así es África!

Salimos a dar un paseo casi a las seis de la tarde. Este pueblo es de lo más divertido. Vemos un rebaño de cabras con un pastorcillo de unos seis años ayudado por otro de apenas tres que va corriendo detrás de ellas con un palo más grande que él.

Luego unas chicas me dicen que voy muy elegante, con mis pintillas de un pantalón bombacho y zapatillas de deporte. Aprovechamos para navegar un rato y descargar la cámara antes de volver a cenar al mismo restaurante. Coincidimos con una familia española que acaba de hacer un trekking de varios días y están encantados con la experiencia.

15 de Julio. Lusotho - Dar Es Salam

En teoría a las 7:45 tenemos que estar en el autobús express a la capital tanzana, aunque hasta pasadas las ocho no aparece y hasta casi y media no salimos. También se suponía que no paraba porque es directo pero lo hace cada 10 minutos y los vendedores ambulantes aprovechan para intentar hacer negocios con sus productos.

Llegamos a Dar Es Salam pasadas las tres de la tarde, bueno a la estación de autobuses de Ubungo que está a 8 kilómetros. Intentamos compartir taxi con algún otro mzungu hasta el centro, pero parece que todos van directos al ferry que va a Zanzíbar. Nosotros preferimos darle una oportunidad a esta ciudad.

Más mercados desde el autobús

Negociamos un taxi y conseguimos que bajen de 15.000 TZS a 8.000TZS que es el precio de referencia de la guía. Nos quedamos en el Safari Inn, doble con desayuno por 26.000 TZS. Está al lado de la Mosque Street, bien situado. Salimos a comer y empezamos a descubrir esta ciudad que casi todos pasan por alto.

Mezquita en Dar es Salam

Hay una gran variedad étnica: negros, árabes y muchos hindús. Pensamos en acercarnos al museo donde están los restos de los homínidos encontrados en la Garganta de Olduvai pero ya han cerrado.

Nos acercamos a las taquillas del ferry pero pasamos de largo porque hay muchos cansinos. En un parque cercano vemos como graban otro video musical muy parecido al que vimos en Arusha y callejeamos hasta el anochecer, poniendo a prueba nuestro sentido de la orientación sin sacar el mapa para no llamar la atención. Intentando ahuyentar a los cansinos decidimos contar que somos de Sudamérica, para que vean que tenemos un nivel adquisitivo menor. Parece que funciona aunque no se lo acaban de creer.

De camino al hotel encontramos un locutorio con llamadas internacionales bastante baratas. Después de descansar un poco vamos a un restaurante lleno de turistas, Chef´s Pride, en busca de comida internacional. Y a dormir. Mañana nos iremos a Zanzibar sin prisas.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Crater de Ngorongoro

Visitar este Area de Conservación es otro momento mágico dentro de un viaje a Tanzania, tanto por su paisaje como por la cantidad de animales que pueden verse en esta enorme caldera perfecta, de 19 kms. de diámetro.

11 de Julio. Quinto día de safari: Crater de Ngorongoro y vuelta a Arusha.


Tras pasar la noche en un camping situado en el borde del cráter, madrugamos para hacer un game drive desde el amanecer hasta mediodía. Comenzamos descendiendo por una sinuosa pista de tierra, cuando todavía están las paredes del cráter parcialmente cubiertas de nubes que poco a poco se irán disipando a lo largo de la mañana.


Una vez más Peter prefiere ir por pistas diferentes a los demás todoterrenos lo que nos permite disfrutar de una manera más intima del contacto con los animales. Vemos cebras, ñus, gacelas, hienas, hipopótamos, jabalíes verrugosos, avestruces, buitres... Tan sólo no están presentes las jirafas porque debido a la morfología de sus patas no pueden descender al fondo del cráter. Incluso a lo lejos vemos un rinoceronte; objetivo de muchos turistas en Africa cumplido, hemos visto los cinco grandes: león, búfalo, leopardo, elefante y rinoceronte.


Vemos un grupo de once leonas con cachorros, algún elefante suelto y otro momento especial en todo safari: dos intentos de caza. Es curioso que cuando vemos los documentales de "La 2" en la televisión siempre queremos que la cebra consiga escapar de ese león tan malo. Sin embargo, cuando estás allí, viviéndolo tan de cerca, todos los turistas gritamos "¡Oooohhh!" cuando consiguieron escaparse. Las leonas habían estado acercándose, agazapadas, estratégicamente situadas para que el viento fuera hacia otro lado y su olor no llegara a las cebras. Pero aún con todo han salvado la vida.


Dentro del cráter hay lagos de agua salada, con flamencos aunque no demasiados, y de agua dulce donde se acercan los animales a beber. Allí podemos descender del vehículo y estirar un poco las piernas.

Para abandonar la caldera se utiliza otra pista que atraviesa un frondoso bosque. El conductor nos advierte de que no podrá parar para que hagamos fotos debido a la pendiente y al tráfico. Intento retener en mi memoria las espectaculares instantáneas que no puedo hacer con la cámara.


Comemos en el camping antes de partir hacia Arusha donde llegamos pasadas las cinco de la tarde. Es sábado y de nuevo vemos desfiles y comparsas de invitados a las bodas que se acaban de celebrar.

Nos despedimos de Peter y de Rafael, el cocinero, y les damos la propina de rigor. Buscamos un hotel un poco mejor, el Kutundu, con baño de agua caliente. Cenamos pizza y pasta y a dormir que hoy toca cama.

martes, 17 de noviembre de 2009

Kupu-kupu en Españoles por el mundo

Nos comenta Begoña, responsable de la ONG Kupu-kupu en Bali y nuestra anfitriona el año pasado, que esta noche a las 22h aparecerá en el programa Españoles por el Mundo, dedicado a Bali.

No os lo perdáis si queréis conocer un poco más sobre esta isla Indonesia y el trabajo de Begoña. Ver el trailer.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Serengueti, llanura sin fin

8 de Julio. Segundo día de safari: hacia el Serengueti

Madrugamos para aprovechar bien el día. Terminamos de recoger y esperamos a que preparen el coche hablando con un chico del pueblo que está aprendiendo castellano para aumentar sus posibilidades de vender recuerdos a los turistas. Creo que nosotros necesitaríamos ese tipo de incentivo para mejorar nuestro inglés.

La primera parada es en un mirador para ver el lago Manyara. Continuamos hasta la entrada del Area protegida del Cráter Ngorongoro que tenemos que atravesar en nuestro camino hacia el Serengueti. Hay una neblina que lo cubre todo y nos impide disfrutar de las vistas, confiamos en tener mejor suerte a la vuelta.

Vemos varios pueblos masai y paramos en uno para hacer la típica visita: turistada total. En otras condiciones hubiéramos pasado pero nos parecía mal alterar el itinerario del safari después del favorcillo que nos habían hecho. La broma cuesta 80 USD por grupo u 80.000 TZS. Después del espectáculo inicial de bailes, danzas y saltos de hombres y mujeres, nos dividen separándonos con dos guías diferentes.

Al principio es muy simpático y nos explica que le podemos preguntar todo lo que queramos. Nos acompaña al interior de una de sus casas construidas con los excrementos del ganado. Está muy oscuro y huele mal. Hay un niño pequeño durmiendo y se despierta, pobrecico. Lleva los ojos pegados por las legañas y se me acerca buscando a su mamá, después se echa a llorar. El guía, viendo que ha metido la pata, nos hace salir y empieza a enseñarnos todos los utensilios que tienen para vender a los turistas: pendientes, pulseras, tobilleras, collares, gorros, palos como los que ellos usan, etc. Ante nuestras preguntas sobre su cultura responde escuetamente y sin gran interés.

También nos conduce hasta una pequeña casita hecha con delgados palos de madera, es la escuela. Allí están casi todos los niños del poblado, todos muy formales y sucios, como casi no tienen agua... Estudian swahili e inglés. Cuando no hemos querido comprar nada ha puesto mala cara pero cuando no echamos dinero a la hucha del colegio se nos enfada y nos dice que salgamos fuera. Creemos que con el dinero de la entrada ya hemos hecho suficiente inversión en este pueblo pero ellos no opinan lo mismo.


Continuamos el camino por la garganta de Olduvai, conocida internacionalmente como la "cuna de la humanidad" por los importantes hallazgos paleontológicos encontrados en esta zona. Y llegamos a la entrada del Parque Nacional de Serengueti, un ecosistema en el que se desarrolla la fenómeno de la gran migración. A principios de Julio ésta ya se encuentra en la reserva keniata de Masai Mara que tenemos intención de visitar unas semanas más tarde.

Comemos en la entrada mientras Peter hace las gestiones en las oficinas del parque. Hay mucha gente y tiene que esperar pacientemente su turno. Después comenzará el game drive camino del campamento, en la zona de Seronera.


Serengueti: impresionante, espectacular, entendemos el nombre que le pusieron que significa "llanura sin fin". Nada más empezar vemos un grupo de elefantes, gacelas Thomson y Grant, jirafas, la cabeza de un guepardo escondido entre la vegetación, cebras, un león durmiendo sobre una formaciones rocosas características de este parque (kopjes), más cebras y gacelas, más elefantes, avestruces y como final dos leopardos, otro león e hipopótamos, un águila, búfalos, más y más de todo...


Y para dormir lo hacemos en una tienda de campaña en un camping en medio de todos esos animales, y sin valla ninguna. Cruzaremos los dedos. Descansamos un poco y a cenar (sopa y espagueti boloñesa).

9 de Julio. Tercer día de safari: Más Serengueti.

Desayunamos a las 7 de la mañana y hacemos un game drive desde las ocho hasta la una. Cebras, gacelas, elefantes, búfalos, un chacal, avestruces, buitres, dos leonas echando a dos guepardos de su territorio... Hemos tenido suerte con Peter, entiende un montón de fauna y nos va explicando sus costumbres. Además va por zonas menos concurridas y gran parte del tiempo parece que estemos solos en este paraíso.


Por la tarde hacemos otro game drive desde las tres y media hasta las siete y media. Vemos un grupo de leones subiéndose a un árbol, con dos cachorros que se quedan con su madre por los alrededores. Por primera vez observamos a un pequeño grupo de cebras y de ñus, ya que casi todos están ya en Masai Mara. Van juntos por el interés mutúo: las cebras tienen muy buen olfato y los ñus son expertos buscadores de agua. Además como comen diferente tipo de vegetación no se hacen la competencia. También nos acercamos a una charca con numerosos hipopótamos y algunos cocodrilos. De camino pasamos por una zona con árboles destrozados por los elefantes y los vemos en acción, son un peligro para la vegetación. Volviendo hacia el campamento nos cruzamos con una fila de cochazos oficiales, es el presidente de Tanzania con numerosos acompañantes que van a estrenar un nuevo lodge de lujo.



10 de Julio. Cuarto día de safari: Nos vamos de Serengueti al mediodía.

Desde las seis de la mañana hasta las once y media hacemos un game drive pre-breakfast. Vemos el amanecer, chacales, un numeroso grupo de hienas con crías, un manada de unas 18 leonas también con pequeños llegando a una de sus formaciones graníticas preferidas para pasar las horas de sol, un leopardo en un arbol, más hipopótamos,... También hemos visto a un león y una leona de luna de miel: están separados del grupo una semana, sin comer, copulando cada 10-15 minutos durante menos de 30 segundos. Para acabar hacemos una parada en la oficina de información del parque donde advierten que hace unos días había por los alrededores un guepardo con sus crías.


Y después vamos a por el almuerzo al camping, donde el cocinero nos sorprende con una quiche de pescado muy muy buena y ensalada. Recogemos esquivando a los babuinos y salimos rumbo al crater de Ngorongoro donde dormiremos esta noche.

viernes, 6 de noviembre de 2009

lunes, 2 de noviembre de 2009

El sueño de África

El próximo jueves, 5 de noviembre, a las 20h daremos una charla sobre nuestro viaje de este verano por África Oriental, amenizada con una proyección de fotos.


El título que hemos elegido, El sueño de África, es un homenaje al libro de Javier Reverte en el que el autor cuenta un viaje con recorrido muy similar al nuestro y que pudimos leer en el transcurso del mismo.

Si no puedes esperar a que contemos el viaje en el blog, pásate este jueves por el Albergue de Zaragoza (C/ Predicadores, 70).

miércoles, 28 de octubre de 2009

Lago Manyara

7 de Julio. Primer día de safari: Lago Manyara

Hemos quedado a las 8:30 en la agencia. Desayunamos en el restaurante de nuestro amigo y vamos hacia allí. Nos presentan a Peter, el conductor - guía, y Raphael, el cocinero. El todoterreno está muy bien, perfecto para cuatro personas y tiene el apreciado pop-up roof (el techo se puede levantar) que te permite observar mejor la fauna sin que te moleste el sol.

La primera parada es para recoger a nuestras compañeras de safari, dos danesas que acaban de subir el Kilimanjaro. Después partimos rumbo al lago Manyara, parque nacional de 330 km cuadrados que se encuentra a 80 km de Arusha, a poco menos de dos horas de viaje atravesando pequeños pueblos masai donde les vemos pastoreando, en bicicleta o simplemente andando. Peter nos cuenta que son la tribu más importante de Tanzania, de las 125 que hay, y que es la que mejor conserva sus tradiciones.

Llegamos al camping donde pasaremos la noche, en Mto Wa Mbu que significa en Swahili "río de mosquitos", muy cerca de la entrada del Parque Nacional del lago Manyara. Dejamos las mochilas y nos montan las tiendas en un periquete. Ya estamos listos para hacer el primer game drive, lo que viene a ser conducir despacito por las pistas del parque para ver los animales. Pasaremos allí el resto del día, hasta casi las seis de la tarde, comiendo un buen picnic: sandwich, huevo duro, un trozo de pollo, zumo de mango, media naranja y un paquete de galletas.

El paisaje es muy variado, desde casi selva a llanuras áridas y secas, con el lago lleno de flamencos a lo lejos y los cortados del Valle del Rift. También podemos ver los famosos baobabs, enormes árboles que acumulan gran cantidad de agua en su interior y que en el Parque Nacional de Tangarire tienen agujeros que les hacen los elefantes para beber durante la estación seca.

Vemos jirafas con distintos tipos de manchas, cebras, ñus, jabalíes berrugosos (Pumba en la película de Disney del Rey León), mangostas (Timón), monos azules, babuinos, hipopótamos, varios grupos de elefantes y uno de ellos acercándose peligrosamente al coche, una iguana, impalas, dik-dik (los antílopes más pequeños), marabús (extraño pájaro que parece una cigüeña pero es de mayor tamaño y es carroñero como los buitres), aves varias,... entre otra fauna.








Ha sido un buen día. Descansamos en el camping (que tiene duchas de agua caliente, aunque nos enteramos demasiado tarde) y cenamos sobre las siete para adaptarnos al ritmo horario de los safaris. Mañana toca día duro de conducción hasta el Serengueti.

domingo, 25 de octubre de 2009

Primeros días en Africa, preparando el safari

3 de Julio

Largo día de viaje
. Llegamos a Sharjah a las 5:20 a.m. e intentamos dormir en el aeropuerto hasta las 9:40 que sale nuestro vuelo a Nairobi. Por primera vez somos los primeros en subir al avión, sólo para continuar durmiendo. Y así lo hacemos, casi todo el tiempo hasta llegar a la capital keniata.

Resulta fácil tramitar el visado en el aeropuerto Jomo Kenyatta. Estaba un poco preocupada porque había olvidado las fotografías en la mochila facturada pero no hay problema ya que tienen web-cam. Tenemos que rellenar un impreso específico por la gripe A, dónde consideran España como zona de riesgo. Pagamos tan sólo 25 USD (han bajado los precios), por un visado de 90 días y aunque se supone que es "sencillo" podemos ir a Tanzania y Uganda sin tener que pagar otra vez si pasamos por Kenia.

Había leído en la guía que hay autobuses que van directamente del aeropuerto a Arusha (Tanzania) sobre las dos de la tarde. Preguntamos a ver si tenemos suerte. ¡Bien! Hoy es nuestro día. Negociamos duramente el precio pagando la mitad de lo que nos pedían inicialmente, eso sí les damos los 30 USD, por los dos billetes, cuando llega el autobús por si acaso. Probablemente hubiera sido más barato desde la ciudad pero esta opción resulta más rápida y cómoda. Marcos va a comprar algo para comer ya que el trayecto durará entre cuatro y seis horas. Finalmente salimos a las 15 h así que llegaremos sobre las 20:30 h.

Por el camino comprobamos el mal estado de las carreteras, mejor dicho de las pistas de tierra y cómo, a veces, conducen entre nubes de polvo sin ver nada. Atravesamos un pequeño pueblo que tiene un animado mercado con música y hombres que llevan vistosos y largos pendientes de colores. Me contengo para no bajar del autobús y quedarnos allí. Más vale introducirnos en el continente africano de una forma más suave.

En Namanga pasamos la frontera sin contratiempos parando primero en el lado keniata y luego en el tanzano para tramitar el nuevo visado (50 USD).

Se suponía que en Tanzania mejoraba la carretera pero nada de nada, pista de tierra todo el trayecto. Eso sí, nuestra primera puesta de Sol en estas tierras de Africa es espectacular, con todo el cielo rojo.

Llegamos a Arusha sin saber dónde nos deja el autobús. Compartimos taxi con una voluntaria americana hacia una zona de alojamientos económicos. Damos bastantes vueltas valorando las distintas opciones, ninguna maravillosa. Nos quedamos en Levolosi en una habitación doble con baño compartido por 8000 TZS. Es ya muy tarde y nos advierten que tengamos cuidado, así que cenamos algo en un restaurante próximo cuyo dueño nos presentará mañana a alguien de una compañía de safari.

4 de Julio

Nos levantamos tarde, duchita correcta de agua caliente y ya nos está esperando el del safari. Se llama Costa (Constantine). Le proponemos hablar tomando un café y empezamos recabando información. Queremos ir hasta el Serengueti, pasando por el cráter del Ngorongoro así que nos recomienda un mínimo de cuatro días para evitar estar más tiempo en el trayecto que viendo animales en los parques.

Nos acercamos a las oficinas de la agencia Active Tanzania para hablar de los precios. Tiene buena pinta pero se nos escapa un poco de presupuesto: mínimo 145 USD por día si hay grupo, incluyendo en el recorrido el Lago Maynara o el P.N. Tangarire, Ngorongoro y Serengueti. Le decimos que es demasiado caro, pero de forma coherente nos explican que por menos dinero no pueden hacerlo bien y que acabemos contentos. Se agradece la sinceridad. Les propongo que Marcos les puede ayudar con su página web y, mientras él les dice que estoy loca, nos contestan con una amplia sonrisa que podemos hacer business. Quieren mejorar su posicionamiento y tal vez traducir su web al español. Lo pensaremos y por la tarde volveremos a quedar. Pinta bien.

El resto de la mañana lo pasamos comparando en otras agencias de safaris: Sunny, Rob, Natureactive... No hay forma de bajar el precio. Por la calle nos siguen "pesados" o "cansinos" ofreciéndonos ir a otras agencias (dónde se llevarán una copiosa comisión), pero después de nuestro viaje por la India estamos hechos a todo. También preguntamos en el TTB por los programas de turismo cultural pero han subido los precios respecto a las referencias que teníamos en la guía (50.000 por persona y día) y preferimos hacer alguna excursión por nuestra cuenta.

Cambiamos dinero cerca de la torre del reloj: 1 E - 1810 TZS. Comemos en la Pastisserie antes de volver a la agencia para presentarles nuestra propuesta. La estudiarán y mañana nos contestarán.


Pasamos el resto de la tarde paseando por el mercado de la ciudad, muy curioso y auténtico. Antes cruzamos la estacion de autobuses pensando que ya es el propio mercado porque está al aire libre, muy concurrida y hay muchas casetas con vistosos letreros. De fondo el monte Meru, ya sin nubes.


En el mercado nos salen varios guías espontáneos pero los vamos esquivando. Casi no hago fotos porque ya somos lo bastante extraños, nos miran mucho y tendría que preguntarle a demasiada gente antes de hacerlas. Se supone que si vas con "guía" si puedes tomar fotografías sin que se molesten.

La gente lleva ropa de vistosos colores. Venden de todo: zapatos todos revueltos (¿cómo encontrarán la pareja?), calzado hecho con neumáticos que usan los masai, kanga (telas de colores), vegetales, fruta, pescado del lago Victoria, alguno congelado y otros muchos desecados, medicinas tradicionales, madera, harina de pescado como pienso, gallinas vivas, carne, especias, piedras de sal, etc.


Descansamos un poco sentándonos en un extremo del mercado pero nos advierten de que hay personas que están molestas con nuestra presencia y que debemos tener cuidado. Preferimos irnos y nos acercamos a un cibercafé dónde navegamos media hora (800 TZS).

Hoy es sábado y durante todo el día hemos visto numerosas bodas, con todos los invitados bailando y siguiendo a los novios.

Ya es de noche y regresamos al hotel hasta la hora de cenar. Sobre las 20:30 salimos en busca de otro restaurante cercano. El camarero, un chico joven muy agradable, nos invita a un zumo de aguacate y mango y nos lo bebemos confiando que nuestras tripas estén más fuertes que en otros viajes. Probamos el ugali, una pasta blanca hecha con maiz que comen como si fuera pan. La comemos usando el tenedor pero ellos lo hacen cogiendo un trozo con la mano, amasando una pequeña bola y después arrastrando con ella un poco de carne o vegetales.

Nos acostamos pronto, después de jugar un poco a las cartas. Hay mucho ruido, música, los vecinos de las habitaciones... y pronto por la mañana una misa cantada muy animada. Será mejor que nos vayamos acostumbrando porque va a ser así durante todo el viaje.

5 de Julio

Nos levantamos a las 9 de la mañana y desayunamos estrenando el Milo (cacao soluble) que me compré ayer en un supermercado. Nos parece raro encontrar leche sin problemas, acostumbrados a encontrarla sólo en polvo en la mayoría de los países asiáticos.

Queremos ir al mercado masai que se celebra los domingos en Ngaramtoni, 12 km al norte de Arusha. Buscamos la estación de dalla-dalla y nos sorprende que nos pidan sólo 300 TZS en vez de los 500 que nos dijeron ayer en el TTB. Extrañados incluso les preguntamos si luego había que cambiar de furgoneta. Será que nos marcó demasiado la experiencia del año pasado en Indonesia.

Media hora más tarde ya estábamos en el mercado. Al mediodía es cuando estará más animado porque van llegando los masais desde lejos. Venden maiz, carbón, ropa, zapatos, pendientes... de todo. También aquí tengo la cámara guardada.

Van viniendo los altos masais, con sus zapatos reciclados, sus collares, pulseras, tobilleras y llamativos pendientes. Se hacen enormes agujeros en las orejas y en algunas ocasiones se las recogen hacia arriba enganchando el agujero en la parte superior. Van vestidos con telas de cuadros rojos y azules y siempre con un palo, a veces corto y otras largo.


Nos encontramos con el camarero de la cena de ayer y nos acompaña el resto de la jornada. Su familia vive allí y nos presenta a su padre que conduce un camión a Nairobi. Aunque no le entendemos demasiado su inglés, es muy agradable y nos encontramos muy cómodos con él, nos sentimos mejor "mirados" por los demás.

Vemos cómo le arreglan a medida una sandalias de neumático a un masai. Tienen de todas las medidas, incluso de bebé. Les gustan debido a su resistencia y larga duración. También observamos a un masai mayor probando cómo suenan varios cencerros y cómo se va asustado por el precio que le piden.


Nos cruzamos con una cabra y nuestro "guía" nos comenta que hay un mercado de animales un poco más lejos, donde van los masais a vender el ganado (cabras, vacas y burros) para conseguir dinero y poder comprar en este otro mercado. Le propongo que vayamos hasta allí y nos acompaña.

Andamos durante unos veinte minutos bajo el fuerte sol de al mediodía pero nos encanta. Van viniendo los pastores con sus pequeños rebaños dejando atrás las nubes de polvo que levantan a su paso. Como fondo el monte Meru, la segunda montaña más alta de Tanzania. Una vivencia inolvidable que no compartimos con ningún otro mzungu.


Mientras nuestro ya amigo mira unas cabras, me acerco a tocar un burro chiquitín que acaba de mamar. Se acercan a ver si lo quiero comprar, lástima que no me quepa en el avión porque tampoco me piden demasiado. Todas las cabras del mismo dueño se juntan formando pequeños círculos y cuando alguien se interesa por alguna la sacan tirándole de una pata trasera para que la puedan tocar, verle la dentadura... Además venden sogas trenzadas, machetes con sus fundas y utensilios varios.

Volvemos caminando al primer mercado y antes de marcharnos nos tomamos algo con nuestro amigo y le damos una buena propina antes de coger el dalla-dalla de vuelta a Arusha para comer. Cuando ya estábamos sentados nos hacen cambiarnos de sitio porque... ¡Sorpresa! Dos elegantes hombres suben un ternero que acaban de comprar. Cada vez suben más personas y además aún meten una cabra en el hueco que queda bajo los asientos traseros. Creo que batimos el record: 21 personas, un ternero y una cabra.

Ya en Arusha se nota que es domingo, la gente lleva sus mejores galas, hay mucho ambientillo y música por la calle. Comemos en una terracita y hacemos una larga sobremesa en la que aprovecho para actualizar el diario del viaje mientras Marcos lee la guía. Pasamos por el hotel por si tenemos noticias de "nuestros negocios" pero no hay novedades. Aprovechamos para lavar algo de ropa ya que hay sitio para tenderla.

Salimos otra vez a dar una vuelta por el centro hasta la torre del reloj. Ya nos conocen los "cansinos" y nos reimos con ellos bromeando, sin que apenas nos insistan sobre los safaris. Después de navegar un poco en un hotel cercano volvemos a nuestro barrio para cenar y descansar. No hemos sabido nada del safari y hoy estaba todo cerrado, así que mañana tocará tomar la decisión.

6 de Julio

No madrugamos demasiado, en nuestra línea, y al salir vemos a Thomas y Costa, de Active Tanzania, todo trajeados y limpiándoles los zapatos. Nos preguntan que cuando nos vamos y les comentamos que mañana queremos salir de safari. Hoy están muy ocupados pero nos harán un hueco a las dos de la tarde. Por si no llegamos a un acuerdo, volvemos a mirar en más agencias pero nos piden incluso más dinero que el otro día porque no tienen ningún grupo al que nos podamos unir.

LLega la hora de la cita y parece que hay trato. Nos harán una rebaja interesante en el safari de 5 días, con dos noches en el Serengueti, a cambio de ayudarles con la traducción al español de su página web. A la hora de pagar la liamos un poco, para variar, y se nos hacen las mil hasta que conseguimos hacer la transferencia internacional. A dormir pronto que mañana tenemos que madrugar. ¡Por fin nos vamos de safari!

viernes, 2 de octubre de 2009

Antes de llegar a Africa, escala en Atenas

Disponiendo de más tiempo que dinero (del 30 de junio al 30 de agosto), buscamos un vuelo barato a Kenia. Entre las múltiples opciones apareció uno de Airarabia con origen en Atenas y escala en Sharjah (Emiratos Arabes Unidos), por menos de 400 euros. Considerando que podíamos ir gratis a Atenas desde Barcelona, gracias a un premio que nos había tocado, nos pareció una opción razonable para evitar pagar los 800 euros de las convencionales. Eso sí había que hacer una noche en Atenas, así que decidimos ampliar nuestra estancia a dos para poder visitar los principales monumentos de la capital griega.

El vuelo de Barcelona a Atenas llegaba a las 2:15 a.m. hora local, por lo que finalmente nos quedamos a dormir en las incómodas sillas del aeropuerto. A través de internet, con hostelworld, habíamos reservado para la siguiente noche el Hotel Fivos por 40 euros la habitación doble, con desayuno. A las 7 de la mañana cogimos el autobús X95 (3´20 euros) hasta Syntagma, ya que la línea de metro que llega al aeropuerto está en obras hasta febrero. Y desde allí cogimos el metro para una parada: Monastiraki, dónde está el hotel. La recepcionista es bastante amable e incluso habla algunas palabra de español y, aunque no podemos entrar hasta las 12, conseguimos liberarnos de las mochilas.

Buscamos un sitio para desayunar pero está todo cerrado. Después de callejear un poco encontramos un sitio cerca de la ágora romana. Bajamos la guardia y no preguntamos el precio de los cafés. Estamos solos, sabemos que nos van a clavar... pero no tanto. Ocho euros dos cafés con leche!! Para tocar un poco las narices pagamos con un billete de 200 euros pero con eso nos quedamos.


Paseamos calle arriba hacia la Acrópolis y nos alegramos de que la entrada sea gratuita con el ISIC (6 euros), 24 euros de ahorro, lo hemos amortizado el primer día. Aunque es pronto ya hace mucho calor y hay muchísimos turistas, sobre todo grupos organizados de cruceros, todos con sus pegatinas de colores para no confundirse. Es una lástima que esté todo con andamios porque desmerece la visita.


Continuamos haciendo turismo por la Antigua Ágora, viendo su museo y el templo, contentos de que haya abundantes fuentes de agua fría donde rellenar nuestra botella. Atravesando el mercado Flea volvemos hacia el hotel a descansar un poco. Tenemos que subir hasta el cuarto piso andando pero la habitación está bien, limpia y con aire acondicionado. Descansamos hasta la hora de comer.

Nos acercamos al recomendado Restaurante Plátanos, un clásico que está abierto desde 1932. En su terraza al aire libre degustamos musaka y cordero con arroz (20 euros los dos). Hacemos una parte del "Circuito a pie" de la Lonely Planet, empezando por el Ágora romana con su torre de los vientos. Rodeamos la Acrópolis hacia el Arco de Adriano y el Templo de Zeus con sus impresionantes columnas. Buscando siempre la sombra y bebiendo mucha agua, paseamos por los Jardines Nacionales para luego cruzar hacia el barrio de Plaka y continuar callejeando entre sus agradables terracitas y tiendas, viendo la Acrópolis desde distintos ángulos.




Descansamos otro poco en el hotel y sobre las siete de la tarde salimos hacia la Colina de las Musas (o de Filipapos) donde subimos para ver la puesta de Sol disfrutando de excelentes vistas del Partenón y de toda la ciudad de Atenas. Desdendemos tranquilamente hacia Plaka por la parte sur de la Acrópolis, por una agradable y concurrida avenida peatonal. Terminamos el día cenando Gyros pita por la calle y de postre, un buen helado.

Al día siguiente, apuramos el horario del desayuno hasta las 9:30. Después de una última ducha hacemos el check out. Malas noticias, tenemos que pagar 3 euros por mochila para que nos las guarden. Intentamos negociar un descuento pero no hay manera, sólo nos las dejan gratis hasta las dos de la tarde pero nuestro vuelo sale a las 23:30. Punto negativo para este hotel.

Empezamos caminando hacia Syntagma para ver el famoso cambio de guardia. Antes entramos en una oficina de correos para ampliar nuestra colección de sellos y un hombrecico mayor me intenta robar mis gafas de sol que había dejado apoyadas en el mostrador. ¡Qué cara!

Cruzamos la calle utilizando el paso del metro donde se puede ver una parte del antiguo cementerio y restos del acueducto de Peisistratos, encontrados durante las excavaciones para construir la estación. Ya en el edificio de El Parlamento, buscamos la sombra hasta la hora en punto, cuando se realiza el cambio de guardia de los Ezvones ante la Tumba del soldado desconocido. Entre vendedores de comida para las palomas y turistas, recuerdo todas las fotos que les hice años atrás, durante el viaje de estudios de 3º de BUP, con mi amiga Beatriz.


Continuamos el paseo matutino callejeando y descubriendo pequeñas iglesias bizantinas, camino del Mercado central. Investigamos su parte cubierta con la sección de pescado, pollo, carne, etc. y luego la calle Aristogeitonos donde están los puestos de fruta y verdura. Compramos frutos secos, cacahuetes y pistachos griegos, y vamos hacia Plaka a comer en una de sus múltiples terrazas. Pido otra vez musaka, esta vez incluida en un menú con ensalada griega y helado (2o euros los dos).


Caminamos hacia el nuevo museo Acrópolis, donde también entramos gratis con el carnet internacional de estudiante por ser europeos. Está bastante bien, con buenas vistas de la Acrópolis. Cabe destacar la tercera y última planta que está girada para estar orientada igual que el Partenón y en ella se muestran los restos que se conservan de los relieves. Además un audiovisual explica cómo se construyó y su evolución a lo largo del tiempo, cómo lo conviertieron en iglesia cristiana y luego mezquita, antes de destruirlo parcialmente.


De camino hacia el hotel podemos conectarnos a internet un poco e incluso publicamos un post, ¿os acordáis? Compramos algo para cenar en el aeropuerto y vamos hacia allá después de recoger las mochilas.

Una vez hecho el check in todavía tenemos tiempo de usar las conexiones gratuitas de internet del aeropuerto griego y cenamos antes de embarcar hacia Sharjah a las 23:30. Ya queda menos para llegar a África.