miércoles, 28 de octubre de 2009

Lago Manyara

7 de Julio. Primer día de safari: Lago Manyara

Hemos quedado a las 8:30 en la agencia. Desayunamos en el restaurante de nuestro amigo y vamos hacia allí. Nos presentan a Peter, el conductor - guía, y Raphael, el cocinero. El todoterreno está muy bien, perfecto para cuatro personas y tiene el apreciado pop-up roof (el techo se puede levantar) que te permite observar mejor la fauna sin que te moleste el sol.

La primera parada es para recoger a nuestras compañeras de safari, dos danesas que acaban de subir el Kilimanjaro. Después partimos rumbo al lago Manyara, parque nacional de 330 km cuadrados que se encuentra a 80 km de Arusha, a poco menos de dos horas de viaje atravesando pequeños pueblos masai donde les vemos pastoreando, en bicicleta o simplemente andando. Peter nos cuenta que son la tribu más importante de Tanzania, de las 125 que hay, y que es la que mejor conserva sus tradiciones.

Llegamos al camping donde pasaremos la noche, en Mto Wa Mbu que significa en Swahili "río de mosquitos", muy cerca de la entrada del Parque Nacional del lago Manyara. Dejamos las mochilas y nos montan las tiendas en un periquete. Ya estamos listos para hacer el primer game drive, lo que viene a ser conducir despacito por las pistas del parque para ver los animales. Pasaremos allí el resto del día, hasta casi las seis de la tarde, comiendo un buen picnic: sandwich, huevo duro, un trozo de pollo, zumo de mango, media naranja y un paquete de galletas.

El paisaje es muy variado, desde casi selva a llanuras áridas y secas, con el lago lleno de flamencos a lo lejos y los cortados del Valle del Rift. También podemos ver los famosos baobabs, enormes árboles que acumulan gran cantidad de agua en su interior y que en el Parque Nacional de Tangarire tienen agujeros que les hacen los elefantes para beber durante la estación seca.

Vemos jirafas con distintos tipos de manchas, cebras, ñus, jabalíes berrugosos (Pumba en la película de Disney del Rey León), mangostas (Timón), monos azules, babuinos, hipopótamos, varios grupos de elefantes y uno de ellos acercándose peligrosamente al coche, una iguana, impalas, dik-dik (los antílopes más pequeños), marabús (extraño pájaro que parece una cigüeña pero es de mayor tamaño y es carroñero como los buitres), aves varias,... entre otra fauna.








Ha sido un buen día. Descansamos en el camping (que tiene duchas de agua caliente, aunque nos enteramos demasiado tarde) y cenamos sobre las siete para adaptarnos al ritmo horario de los safaris. Mañana toca día duro de conducción hasta el Serengueti.

domingo, 25 de octubre de 2009

Primeros días en Africa, preparando el safari

3 de Julio

Largo día de viaje
. Llegamos a Sharjah a las 5:20 a.m. e intentamos dormir en el aeropuerto hasta las 9:40 que sale nuestro vuelo a Nairobi. Por primera vez somos los primeros en subir al avión, sólo para continuar durmiendo. Y así lo hacemos, casi todo el tiempo hasta llegar a la capital keniata.

Resulta fácil tramitar el visado en el aeropuerto Jomo Kenyatta. Estaba un poco preocupada porque había olvidado las fotografías en la mochila facturada pero no hay problema ya que tienen web-cam. Tenemos que rellenar un impreso específico por la gripe A, dónde consideran España como zona de riesgo. Pagamos tan sólo 25 USD (han bajado los precios), por un visado de 90 días y aunque se supone que es "sencillo" podemos ir a Tanzania y Uganda sin tener que pagar otra vez si pasamos por Kenia.

Había leído en la guía que hay autobuses que van directamente del aeropuerto a Arusha (Tanzania) sobre las dos de la tarde. Preguntamos a ver si tenemos suerte. ¡Bien! Hoy es nuestro día. Negociamos duramente el precio pagando la mitad de lo que nos pedían inicialmente, eso sí les damos los 30 USD, por los dos billetes, cuando llega el autobús por si acaso. Probablemente hubiera sido más barato desde la ciudad pero esta opción resulta más rápida y cómoda. Marcos va a comprar algo para comer ya que el trayecto durará entre cuatro y seis horas. Finalmente salimos a las 15 h así que llegaremos sobre las 20:30 h.

Por el camino comprobamos el mal estado de las carreteras, mejor dicho de las pistas de tierra y cómo, a veces, conducen entre nubes de polvo sin ver nada. Atravesamos un pequeño pueblo que tiene un animado mercado con música y hombres que llevan vistosos y largos pendientes de colores. Me contengo para no bajar del autobús y quedarnos allí. Más vale introducirnos en el continente africano de una forma más suave.

En Namanga pasamos la frontera sin contratiempos parando primero en el lado keniata y luego en el tanzano para tramitar el nuevo visado (50 USD).

Se suponía que en Tanzania mejoraba la carretera pero nada de nada, pista de tierra todo el trayecto. Eso sí, nuestra primera puesta de Sol en estas tierras de Africa es espectacular, con todo el cielo rojo.

Llegamos a Arusha sin saber dónde nos deja el autobús. Compartimos taxi con una voluntaria americana hacia una zona de alojamientos económicos. Damos bastantes vueltas valorando las distintas opciones, ninguna maravillosa. Nos quedamos en Levolosi en una habitación doble con baño compartido por 8000 TZS. Es ya muy tarde y nos advierten que tengamos cuidado, así que cenamos algo en un restaurante próximo cuyo dueño nos presentará mañana a alguien de una compañía de safari.

4 de Julio

Nos levantamos tarde, duchita correcta de agua caliente y ya nos está esperando el del safari. Se llama Costa (Constantine). Le proponemos hablar tomando un café y empezamos recabando información. Queremos ir hasta el Serengueti, pasando por el cráter del Ngorongoro así que nos recomienda un mínimo de cuatro días para evitar estar más tiempo en el trayecto que viendo animales en los parques.

Nos acercamos a las oficinas de la agencia Active Tanzania para hablar de los precios. Tiene buena pinta pero se nos escapa un poco de presupuesto: mínimo 145 USD por día si hay grupo, incluyendo en el recorrido el Lago Maynara o el P.N. Tangarire, Ngorongoro y Serengueti. Le decimos que es demasiado caro, pero de forma coherente nos explican que por menos dinero no pueden hacerlo bien y que acabemos contentos. Se agradece la sinceridad. Les propongo que Marcos les puede ayudar con su página web y, mientras él les dice que estoy loca, nos contestan con una amplia sonrisa que podemos hacer business. Quieren mejorar su posicionamiento y tal vez traducir su web al español. Lo pensaremos y por la tarde volveremos a quedar. Pinta bien.

El resto de la mañana lo pasamos comparando en otras agencias de safaris: Sunny, Rob, Natureactive... No hay forma de bajar el precio. Por la calle nos siguen "pesados" o "cansinos" ofreciéndonos ir a otras agencias (dónde se llevarán una copiosa comisión), pero después de nuestro viaje por la India estamos hechos a todo. También preguntamos en el TTB por los programas de turismo cultural pero han subido los precios respecto a las referencias que teníamos en la guía (50.000 por persona y día) y preferimos hacer alguna excursión por nuestra cuenta.

Cambiamos dinero cerca de la torre del reloj: 1 E - 1810 TZS. Comemos en la Pastisserie antes de volver a la agencia para presentarles nuestra propuesta. La estudiarán y mañana nos contestarán.


Pasamos el resto de la tarde paseando por el mercado de la ciudad, muy curioso y auténtico. Antes cruzamos la estacion de autobuses pensando que ya es el propio mercado porque está al aire libre, muy concurrida y hay muchas casetas con vistosos letreros. De fondo el monte Meru, ya sin nubes.


En el mercado nos salen varios guías espontáneos pero los vamos esquivando. Casi no hago fotos porque ya somos lo bastante extraños, nos miran mucho y tendría que preguntarle a demasiada gente antes de hacerlas. Se supone que si vas con "guía" si puedes tomar fotografías sin que se molesten.

La gente lleva ropa de vistosos colores. Venden de todo: zapatos todos revueltos (¿cómo encontrarán la pareja?), calzado hecho con neumáticos que usan los masai, kanga (telas de colores), vegetales, fruta, pescado del lago Victoria, alguno congelado y otros muchos desecados, medicinas tradicionales, madera, harina de pescado como pienso, gallinas vivas, carne, especias, piedras de sal, etc.


Descansamos un poco sentándonos en un extremo del mercado pero nos advierten de que hay personas que están molestas con nuestra presencia y que debemos tener cuidado. Preferimos irnos y nos acercamos a un cibercafé dónde navegamos media hora (800 TZS).

Hoy es sábado y durante todo el día hemos visto numerosas bodas, con todos los invitados bailando y siguiendo a los novios.

Ya es de noche y regresamos al hotel hasta la hora de cenar. Sobre las 20:30 salimos en busca de otro restaurante cercano. El camarero, un chico joven muy agradable, nos invita a un zumo de aguacate y mango y nos lo bebemos confiando que nuestras tripas estén más fuertes que en otros viajes. Probamos el ugali, una pasta blanca hecha con maiz que comen como si fuera pan. La comemos usando el tenedor pero ellos lo hacen cogiendo un trozo con la mano, amasando una pequeña bola y después arrastrando con ella un poco de carne o vegetales.

Nos acostamos pronto, después de jugar un poco a las cartas. Hay mucho ruido, música, los vecinos de las habitaciones... y pronto por la mañana una misa cantada muy animada. Será mejor que nos vayamos acostumbrando porque va a ser así durante todo el viaje.

5 de Julio

Nos levantamos a las 9 de la mañana y desayunamos estrenando el Milo (cacao soluble) que me compré ayer en un supermercado. Nos parece raro encontrar leche sin problemas, acostumbrados a encontrarla sólo en polvo en la mayoría de los países asiáticos.

Queremos ir al mercado masai que se celebra los domingos en Ngaramtoni, 12 km al norte de Arusha. Buscamos la estación de dalla-dalla y nos sorprende que nos pidan sólo 300 TZS en vez de los 500 que nos dijeron ayer en el TTB. Extrañados incluso les preguntamos si luego había que cambiar de furgoneta. Será que nos marcó demasiado la experiencia del año pasado en Indonesia.

Media hora más tarde ya estábamos en el mercado. Al mediodía es cuando estará más animado porque van llegando los masais desde lejos. Venden maiz, carbón, ropa, zapatos, pendientes... de todo. También aquí tengo la cámara guardada.

Van viniendo los altos masais, con sus zapatos reciclados, sus collares, pulseras, tobilleras y llamativos pendientes. Se hacen enormes agujeros en las orejas y en algunas ocasiones se las recogen hacia arriba enganchando el agujero en la parte superior. Van vestidos con telas de cuadros rojos y azules y siempre con un palo, a veces corto y otras largo.


Nos encontramos con el camarero de la cena de ayer y nos acompaña el resto de la jornada. Su familia vive allí y nos presenta a su padre que conduce un camión a Nairobi. Aunque no le entendemos demasiado su inglés, es muy agradable y nos encontramos muy cómodos con él, nos sentimos mejor "mirados" por los demás.

Vemos cómo le arreglan a medida una sandalias de neumático a un masai. Tienen de todas las medidas, incluso de bebé. Les gustan debido a su resistencia y larga duración. También observamos a un masai mayor probando cómo suenan varios cencerros y cómo se va asustado por el precio que le piden.


Nos cruzamos con una cabra y nuestro "guía" nos comenta que hay un mercado de animales un poco más lejos, donde van los masais a vender el ganado (cabras, vacas y burros) para conseguir dinero y poder comprar en este otro mercado. Le propongo que vayamos hasta allí y nos acompaña.

Andamos durante unos veinte minutos bajo el fuerte sol de al mediodía pero nos encanta. Van viniendo los pastores con sus pequeños rebaños dejando atrás las nubes de polvo que levantan a su paso. Como fondo el monte Meru, la segunda montaña más alta de Tanzania. Una vivencia inolvidable que no compartimos con ningún otro mzungu.


Mientras nuestro ya amigo mira unas cabras, me acerco a tocar un burro chiquitín que acaba de mamar. Se acercan a ver si lo quiero comprar, lástima que no me quepa en el avión porque tampoco me piden demasiado. Todas las cabras del mismo dueño se juntan formando pequeños círculos y cuando alguien se interesa por alguna la sacan tirándole de una pata trasera para que la puedan tocar, verle la dentadura... Además venden sogas trenzadas, machetes con sus fundas y utensilios varios.

Volvemos caminando al primer mercado y antes de marcharnos nos tomamos algo con nuestro amigo y le damos una buena propina antes de coger el dalla-dalla de vuelta a Arusha para comer. Cuando ya estábamos sentados nos hacen cambiarnos de sitio porque... ¡Sorpresa! Dos elegantes hombres suben un ternero que acaban de comprar. Cada vez suben más personas y además aún meten una cabra en el hueco que queda bajo los asientos traseros. Creo que batimos el record: 21 personas, un ternero y una cabra.

Ya en Arusha se nota que es domingo, la gente lleva sus mejores galas, hay mucho ambientillo y música por la calle. Comemos en una terracita y hacemos una larga sobremesa en la que aprovecho para actualizar el diario del viaje mientras Marcos lee la guía. Pasamos por el hotel por si tenemos noticias de "nuestros negocios" pero no hay novedades. Aprovechamos para lavar algo de ropa ya que hay sitio para tenderla.

Salimos otra vez a dar una vuelta por el centro hasta la torre del reloj. Ya nos conocen los "cansinos" y nos reimos con ellos bromeando, sin que apenas nos insistan sobre los safaris. Después de navegar un poco en un hotel cercano volvemos a nuestro barrio para cenar y descansar. No hemos sabido nada del safari y hoy estaba todo cerrado, así que mañana tocará tomar la decisión.

6 de Julio

No madrugamos demasiado, en nuestra línea, y al salir vemos a Thomas y Costa, de Active Tanzania, todo trajeados y limpiándoles los zapatos. Nos preguntan que cuando nos vamos y les comentamos que mañana queremos salir de safari. Hoy están muy ocupados pero nos harán un hueco a las dos de la tarde. Por si no llegamos a un acuerdo, volvemos a mirar en más agencias pero nos piden incluso más dinero que el otro día porque no tienen ningún grupo al que nos podamos unir.

LLega la hora de la cita y parece que hay trato. Nos harán una rebaja interesante en el safari de 5 días, con dos noches en el Serengueti, a cambio de ayudarles con la traducción al español de su página web. A la hora de pagar la liamos un poco, para variar, y se nos hacen las mil hasta que conseguimos hacer la transferencia internacional. A dormir pronto que mañana tenemos que madrugar. ¡Por fin nos vamos de safari!

viernes, 2 de octubre de 2009

Antes de llegar a Africa, escala en Atenas

Disponiendo de más tiempo que dinero (del 30 de junio al 30 de agosto), buscamos un vuelo barato a Kenia. Entre las múltiples opciones apareció uno de Airarabia con origen en Atenas y escala en Sharjah (Emiratos Arabes Unidos), por menos de 400 euros. Considerando que podíamos ir gratis a Atenas desde Barcelona, gracias a un premio que nos había tocado, nos pareció una opción razonable para evitar pagar los 800 euros de las convencionales. Eso sí había que hacer una noche en Atenas, así que decidimos ampliar nuestra estancia a dos para poder visitar los principales monumentos de la capital griega.

El vuelo de Barcelona a Atenas llegaba a las 2:15 a.m. hora local, por lo que finalmente nos quedamos a dormir en las incómodas sillas del aeropuerto. A través de internet, con hostelworld, habíamos reservado para la siguiente noche el Hotel Fivos por 40 euros la habitación doble, con desayuno. A las 7 de la mañana cogimos el autobús X95 (3´20 euros) hasta Syntagma, ya que la línea de metro que llega al aeropuerto está en obras hasta febrero. Y desde allí cogimos el metro para una parada: Monastiraki, dónde está el hotel. La recepcionista es bastante amable e incluso habla algunas palabra de español y, aunque no podemos entrar hasta las 12, conseguimos liberarnos de las mochilas.

Buscamos un sitio para desayunar pero está todo cerrado. Después de callejear un poco encontramos un sitio cerca de la ágora romana. Bajamos la guardia y no preguntamos el precio de los cafés. Estamos solos, sabemos que nos van a clavar... pero no tanto. Ocho euros dos cafés con leche!! Para tocar un poco las narices pagamos con un billete de 200 euros pero con eso nos quedamos.


Paseamos calle arriba hacia la Acrópolis y nos alegramos de que la entrada sea gratuita con el ISIC (6 euros), 24 euros de ahorro, lo hemos amortizado el primer día. Aunque es pronto ya hace mucho calor y hay muchísimos turistas, sobre todo grupos organizados de cruceros, todos con sus pegatinas de colores para no confundirse. Es una lástima que esté todo con andamios porque desmerece la visita.


Continuamos haciendo turismo por la Antigua Ágora, viendo su museo y el templo, contentos de que haya abundantes fuentes de agua fría donde rellenar nuestra botella. Atravesando el mercado Flea volvemos hacia el hotel a descansar un poco. Tenemos que subir hasta el cuarto piso andando pero la habitación está bien, limpia y con aire acondicionado. Descansamos hasta la hora de comer.

Nos acercamos al recomendado Restaurante Plátanos, un clásico que está abierto desde 1932. En su terraza al aire libre degustamos musaka y cordero con arroz (20 euros los dos). Hacemos una parte del "Circuito a pie" de la Lonely Planet, empezando por el Ágora romana con su torre de los vientos. Rodeamos la Acrópolis hacia el Arco de Adriano y el Templo de Zeus con sus impresionantes columnas. Buscando siempre la sombra y bebiendo mucha agua, paseamos por los Jardines Nacionales para luego cruzar hacia el barrio de Plaka y continuar callejeando entre sus agradables terracitas y tiendas, viendo la Acrópolis desde distintos ángulos.




Descansamos otro poco en el hotel y sobre las siete de la tarde salimos hacia la Colina de las Musas (o de Filipapos) donde subimos para ver la puesta de Sol disfrutando de excelentes vistas del Partenón y de toda la ciudad de Atenas. Desdendemos tranquilamente hacia Plaka por la parte sur de la Acrópolis, por una agradable y concurrida avenida peatonal. Terminamos el día cenando Gyros pita por la calle y de postre, un buen helado.

Al día siguiente, apuramos el horario del desayuno hasta las 9:30. Después de una última ducha hacemos el check out. Malas noticias, tenemos que pagar 3 euros por mochila para que nos las guarden. Intentamos negociar un descuento pero no hay manera, sólo nos las dejan gratis hasta las dos de la tarde pero nuestro vuelo sale a las 23:30. Punto negativo para este hotel.

Empezamos caminando hacia Syntagma para ver el famoso cambio de guardia. Antes entramos en una oficina de correos para ampliar nuestra colección de sellos y un hombrecico mayor me intenta robar mis gafas de sol que había dejado apoyadas en el mostrador. ¡Qué cara!

Cruzamos la calle utilizando el paso del metro donde se puede ver una parte del antiguo cementerio y restos del acueducto de Peisistratos, encontrados durante las excavaciones para construir la estación. Ya en el edificio de El Parlamento, buscamos la sombra hasta la hora en punto, cuando se realiza el cambio de guardia de los Ezvones ante la Tumba del soldado desconocido. Entre vendedores de comida para las palomas y turistas, recuerdo todas las fotos que les hice años atrás, durante el viaje de estudios de 3º de BUP, con mi amiga Beatriz.


Continuamos el paseo matutino callejeando y descubriendo pequeñas iglesias bizantinas, camino del Mercado central. Investigamos su parte cubierta con la sección de pescado, pollo, carne, etc. y luego la calle Aristogeitonos donde están los puestos de fruta y verdura. Compramos frutos secos, cacahuetes y pistachos griegos, y vamos hacia Plaka a comer en una de sus múltiples terrazas. Pido otra vez musaka, esta vez incluida en un menú con ensalada griega y helado (2o euros los dos).


Caminamos hacia el nuevo museo Acrópolis, donde también entramos gratis con el carnet internacional de estudiante por ser europeos. Está bastante bien, con buenas vistas de la Acrópolis. Cabe destacar la tercera y última planta que está girada para estar orientada igual que el Partenón y en ella se muestran los restos que se conservan de los relieves. Además un audiovisual explica cómo se construyó y su evolución a lo largo del tiempo, cómo lo conviertieron en iglesia cristiana y luego mezquita, antes de destruirlo parcialmente.


De camino hacia el hotel podemos conectarnos a internet un poco e incluso publicamos un post, ¿os acordáis? Compramos algo para cenar en el aeropuerto y vamos hacia allá después de recoger las mochilas.

Una vez hecho el check in todavía tenemos tiempo de usar las conexiones gratuitas de internet del aeropuerto griego y cenamos antes de embarcar hacia Sharjah a las 23:30. Ya queda menos para llegar a África.