martes, 29 de abril de 2008

El itinerario variable

Cuenta la leyenda que algunas grandes ideas nacieron en servilletas de papel. Algo así pasó con nuestro itinerario de viaje, un día cualquiera en un bar. Por turnos y con la promesa de jugar limpio, empezamos a escribir destinos que nos apetecía visitar: Nueva Zelanda, Nepal, Mongolia, Chile, Bolivia, Laos,...

A partir de esa lista intentamos aplicar el sentido común para establecer un recorrido práctico que no nos obligara a hacer kilómetros de más, económico dentro de lo que cabe y lógico en cuanto a las mejores fechas para visitar cada país. Imposible.

Empezamos a barajar la opción de comprar billetes RTW con alguna de las alianzas de compañías aéreas disponibles en el mercado. Pero no resulta fácil encontrar suficiente información ni planificar los trayectos con tanta anticipación. Finalmente descartamos esta posibilidad debido también a la falta de flexibilidad que ofrece y al precio, que en nuestra opinión no compensa para 6 meses. Dimos mayor prioridad a la libertad de poder decidir qué hacer en un determinado momento, que a la tranquilidad que supondría llevar, por lo menos, los billetes de avión reservados.

Después de darle muchas vueltas al asunto y a los buscadores de vuelos, algunos lugares se cayeron de la lista y otros ocuparon su sitio: "quita Japón y añade Myanmar", "te cambio Mongolia por Malasia",... Unas veces se debía a que la visita nos obligaba a desviarnos demasiado para el "poco" tiempo de que disponíamos. En otros casos, no encontrábamos vuelos baratos para llegar a nuestro destino.

Al final, y hasta el próximo cambio de opinión, parece que el viaje empezará en Egipto, gracias a un vuelo de Iberia conseguido a través de Travel Club por 98€ I/V. Lástima que no podamos aprovechar el billete de vuelta.

Una vez lleguemos al Mar Rojo, pasaríamos en ferry a Jordania y aprovecharíamos también para visitar Siria. Desde Damasco hemos encontrado por 260€ un vuelo a Bangkok, donde nos encontraremos con unos amigos.

En Tailandia la idea es recorrer el norte del país y cruzar luego a Laos.

A partir de aquí los planes se empiezan a difuminar: Myanmar, si su situación política y social lo permite; Nepal, si todavía estamos por allí en octubre y encontramos un vuelo barato,...

Lo que si parece seguro es que seguiremos bajando por Malasia e Indonesia para llegar, con una escala opcional en Australia, a Nueva Zelanda. Este último destino lleva mucho tiempo en nuestra agenda y la posibilidad de visitarlo en noviembre o diciembre no parece que se pueda repetir fácilmente.

Desde nuestras antípodas no sabemos cómo será el viaje de regreso. Nos habría gustado volar a Isla de Pascua y Chile, pero los precios son prohibitivos de momento. Hay billetes más económicos a Hawaii, para continuar por San Francisco y Nueva York, pero parece más probable que volvamos por el sudeste asiático.

Confiamos en ir descubriendo nuestro camino poco a poco y, sobre todo, en disfrutarlo día a día, sin pensar en la vuelta (si podemos).

sábado, 26 de abril de 2008

6 meses de plazo

¿Por qué 6 meses y no más? Menos tiempo está descartado, aunque siempre está la opción de anticipar el regreso si nos aburrimos... jeje.

Bueno, la primera razón es el presupuesto. No da para mucho más. Vivir por el mundo puede ser barato y depende mucho de los países que visites, pero si le sumas algún que otro billete de avión y los gastos que dejamos aquí... estamos hablando de varios miles de euros.

La segunda, resulta que hay gente que, con sus ventajas e inconvenientes, aprobó una oposición y tiene la suerte de que le encanta su trabajo. Si a eso le sumas que lo tiene cerca de casa, el resultado (pensando con la cabeza) es una licencia sin sueldo en vez de una excedencia o una dimisión.

Como tercer y último motivo podría incluir la salud mental de nuestros padres, pero afortunadamente no se lo han tomado tan mal.

miércoles, 23 de abril de 2008

La decisión, el primer paso

Una cosa es tener la idea rondando en la cabeza y otra, muy distinta, convencerte de que puedes llevarla a cabo y decidirte firmemente a hacerlo. Quizás sea el paso más difícil.

En nuestro caso creo que fue un proceso progresivo, de ir creyéndonoslo poco a poco. Yo personalmente estaba bastante harto de la rutina diaria, de la media hora (en el mejor de los casos) para ir al trabajo, de hacer cola para comprar en el super y llegar a casa con el tiempo justo para hacer la cena y poco más. Me replanteé muchas cosas y fui convenciendo a ML, tarea no demasiado complicada después del veranito que se pegó el año pasado.

Debido a un cambio de trabajo, me paré a pensar lo que había hecho en los últimos 7 años y, aparte de currar, había dedicado poco tiempo a otros asuntos, seguramente más importantes. Y algunos de los mejores recuerdos que tenía estaban relacionados con los viajes.

Otras circunstancias menos agradables también nos ayudaron a tomar la decisión de aprovechar el tiempo y disfrutar la vida. ¿Y qué mejor forma de hacerlo que viajando?

Algo parecido debieron pensar Anita & Tonesillo, autores de sÚbete al mUndo, cuando decidieron dejarlo todo e irse a dar una vuelta al mundo. Y lo expresaron muy bien en este vídeo, el primer minuto no tiene desperdicio:

lunes, 21 de abril de 2008

La idea

¿Cómo se nos ocurre dejar el trabajo (o pedir una "licencia sin sueldo") para irnos de viaje por el mundo? ¿Estamos locos?

En estos 12 años y medio que llevamos juntos, la afición por viajar nos ha ido atrapando poco a poco hasta convertirse casi en enfermedad. Allá por 1997 (qué mayores somos!!) aprovechamos una boda en León para hacer nuestra primera escapada juntos, por San Sebastián y Picos de Europa. Durante esos días de agosto nos dimos cuenta de que rara vez es cierto eso de que "no queda sitio para dormir".

En el 98 aprovechamos la excusa de la Expo de Lisboa para conocer el sur de Portugal. Al año siguiente el destino elegido fue Galicia, en un circuito de 1 semana que nos sirvió para confirmar que aquello de los viajes organizados no era lo nuestro.

En el verano del 2000 nos embarcamos (nunca mejor dicho) en una aventurilla por Ibiza, recorriendo la isla en velero. Una experiencia única.

A principios del 2001 nació la idea de visitar Islandia, que no pudimos culminar hasta un par de años más tarde. Ese verano tuvimos que conformarnos con 1 semana de relax en las Islas Maldivas. En una excursión a una supuesta comunidad "no turística" acuñamos, a nivel particular, el término turistada (que como bien leí años más tarde en la revista Altaïr, se trata de "una pantomima para visitantes con antojos de exotismo"). También nos maravillamos con la forma que tenían algunos compatriotas de entender la felicidad.

A finales de ese mismo año, en una visita a Andalucía descubrimos que no te puedes fiar de la fama de un lugar o de las expectativas que genera. La impresión que te queda tras visitar un lugar depende de tantos aspectos (tu estado de ánimo, si hace sol o llueve, las aglomeraciones, las personas que te encuentras,...) que puede ocurrir que la Mezquita de Córdoba te termine gustando mucho más que la Alhambra de Granada.

2002 supuso el segundo intento fallido a nuestro sueño islandés, pero sirvió de prueba de fuego a la hora de lanzarnos a la aventura del viaje "no organizado". Después de pasar por Barcelona, recorrimos en coche la Costa Azul y el norte de Italia durante 3 semanas.

Y por fin, en 2003, decidimos no esperar más y hacer realidad el viaje a Islandia. Algo temerosos de sufrir una decepción ante las enormes expectativas que nos habíamos creado, volvimos encantados después de una gran experiencia. Este viaje consolidó de manera definitiva el uso de Internet como ayuda en los preparativos, facilitando la búsqueda de información, la compra de billetes de avión baratos, la reserva de un coche de alquiler o incluso el contacto con otros viajeros con los que compartir gastos y que terminaron siendo auténticos compañeros de aventura.

En octubre sucumbimos a la tentación de una oferta 2x1 y nos plantamos en Riviera Maya, donde además del cambio horario sufrimos los efectos de la globalización.

Y si el año anterior había sido generoso en viajes, el 2004 no se quedó atrás. Además de las habituales escapadas por España y Europa, un comentario al azar y las ofertas de lanzamiento de AirMadrid nos llevaron en junio a Perú, un país fácil de recorrer... salvo cuando hay una huelga general! En noviembre, gracias a las vacaciones acumuladas y a la agradable sorpresa de Travel Club, pudimos cruzar el charco de nuevo para conocer Argentina.

Los 2 años siguientes cambiamos de rumbo y nos dirigimos a Asia. En 2005, casi por casualidad, fue China el destino elegido. La barrera cultural e idiomática no impidió que disfrutáramos como nunca de las anécdotas. La India se convirtió en el siguiente paso un año más tarde. Demasiado idealizada o quizás con motivo, el tópico "la amas o la odias" se cumplía a rajatabla en nuestro caso cambiando de sentido cada pocos minutos.

Esta última experiencia nos dejó agotados y con la duda de haber perdido la pasión por viajar, quizás por el paso del tiempo. Pero en 2007 recuperamos el buen sabor de boca gracias a Costa Rica y su expléndida (perdón, espléndida) naturaleza. Al mes siguiente ML confirmó la sensación a la vuelta de su periplo por Vietnam y Camboya. El plan comenzaba a tomar forma...

sábado, 19 de abril de 2008

Simplemente de viaje

Después de mucho tiempo dándole vueltas a la idea, por fin nos hemos decidido a llevarla a cabo! Aparcamos el trabajo unos meses y nos lanzamos a recorrer el mundo.

Sin itinerario definido y con 6 meses por delante, nuestra intención es llegar hasta Nueva Zelanda. Dar la vuelta al mundo no es el objetivo, pero si surge tampoco nos vamos a negar. Todo dependerá de los billetes de avión que encontremos.

Nos vamos, simplemente de viaje.