sábado, 16 de julio de 2011

Plan B: Coquimbo

Nuestra primera opción era visitar la Reserva Nacional de Humboldt y por eso habíamos reservado un tour en La Serena el día anterior. En temporada alta se puede intentar yendo hasta punta Choros en un autobús desde la ciudad y allí compartir una lancha con más turistas, pero ahora es más complicado coincidir con gente. Tanto, que después de habernos levantado para estar preparadas a las ocho de la mañana, nos dijeron que habían llamado por teléfono para anular la excursión. Eran necesarias 6 personas y en el último momento se había dado de baja una familia.

Nos quedamos planchadas. Ya casi habíamos visualizado los pingüinos y los lobos marinos... Además, ya habíamos comprado el billete para Calama (a San Pedro de Atacama ya no había) para las 19:30, así que teníamos que quedarnos todo el día sin ningún plan alternativo. Desde Casa María, muy majos, nos convencieron para acercarnos a Coquimbo y así lo hicimos.


Estuvo muy bien y probablemente tardaré mucho en olvidar cierto momento de la excursión.
Después de dormir un poco más, recuperar el dinero que habíamos adelantado en la agencia y dar otra pequeña vuelta por la ciudad, cogimos un bus público (500 CLP)  hasta Coquimbo, a 8 Km. Nos sorprende gratamente, parece un pequeño Valparaíso.

Comenzamos dando un paseo por el puerto. Existe la posibilidad de dar una vuelta en un barco para ver lobos marinos, si hay gente saldrá a las 15:30. Preferimos no hacernos ilusiones.


Subimos andando, vaya paliza de escalones, hasta la Cruz del Tercer Milenio, según dicen, el monumento más alto de Sudamérica. Por 1500 CLP disfrutamos de las vistas desde sus brazos. Marcos, menos mal que no has venido, qué vértigo.


Bajamos a toda velocidad en un colectivo suicida  (300 CLP), atravesando el barrio inglés y desde la Plaza de Armas volvemos caminando hacia el puerto. Compramos pulpo a granel y nos dejan aliñarlo al gusto. Terminamos de comer en uno de los numerosos restaurantes: arroz con merluza y ensalada, muy bueno y abundante. Incluso me ponen para llevar lo que me ha sobrado, será una buena cena para el trayecto nocturno de autobús.


La excursión no va a salir pero dando una vuelta por el puerto Alicia descubre que hay lobos marinos, qué majicos. Estamos un buen rato disfrutando del espectáculo: unos pescadores echan los restos de los peces que limpian al mar y los pelícanos y los lobos se pelean por la comida.


Volvemos a La Serena y nos quedamos en el agradable patio de Casa María aprovechando la wifi gratuita. Alicia le regala una cinta del Pilar a la Señora María en agradecimiento por sus atenciones, y el alfajor que nos sacó el día anterior para merendar, y nuestra perfecta anfitriona se emociona.

En la estación de autobuses compramos unas empanadas para completar la cena y nos echamos un cafecito calentito. Nos reímos pensando que no ha sido lo más inteligente justo antes de coger un bus de 16 horitas. Menos mal que somos unas profesionales y dormimos casi todo el trayecto sin problemas.


6 comentarios:

Isabel dijo...

Se te ha olvidado contar que es eso que tardarás en olvidar...Un besico

marcis dijo...

Doy fé del regalo de la cinta del Pilar... lo vi en directo a través de Skype, jajaja!!

Silvia dijo...

Eso, eso, no nos dejes en ascuas, que es tu especialidad...

wow power leveling dijo...
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cristina dijo...

bueno... así a la vuelta estaremos esperando vuestras anécdotas...animo!
cris

ml dijo...

Hay que ver como sois, el momento especial fue estar viendo los lobos marinos con los pelícanos. Tenía preparado un video muy chulo pero con estas conexiones no ha habido manera de subirlo. Si me acuerdo a la vuelta lo pongo en el post.

Besicos,