domingo, 28 de noviembre de 2010

Un Amsterdam diferente

Nos dividimos para conocer dos zonas que los turistas suelen pasar por alto en su primera visita a la capital holandesa: la mitad fuimos hacia De Pijp, un barrio muy grato para los propios amsterdaneses y el resto a Westerpark, una zona totalmente renovada donde viven muchas familias y jóvenes.

Gracias a la Amsterdam Card teníamos transporte gratuito 24 h, además de entradas gratis a varios museos, un paseo en barco y descuentos varios. Cogimos el tranvía número 5 para acercarnos al río Amstel, principio del circuito.


Bobien, nuestra guía, nos señaló un edificio (Ceintuurbaan, nº 251) en el que combinaban elementos neogóticos como arcos y gárgolas con elementos del neorrenacimiento. Aunque lo que más llamaba la atención era la figura de dos gnomos tirándose una pelota. Cruzando la calle y girando a la derecha pudimos ver una pequeña casa pólder característica.


La fábrica judía donde tallaban diamantes antes de la II Guerra Mundial fue el siguiente punto de interés. 


También pudimos descubrir algunas de las razones por las que los arquitectos de la Escuela de Amsterdam, 1910 - 1925, diseñaron los edificios de los trabajadores de este barrio. Además de mostrar su creatividad con líneas curvas en el exterior, modificaron a propósito la distribución de las habitaciones, dejando una cocina pequeña de forma que la estancia principal pasaba a ser el comedor, obligando a modificar sus costumbres. También cambiaron los amplios ventanales típicos por otros que sólo se podían abrir parcialmente de forma que impedían las habituales charlas con los vecinos. 


Continuamos la caminata por el parque Sarphatipark, muy concurrido en este día soleado. Nos acercamos a una zona de "ventanas" menos conocida que las del barrio rojo, en la calle Ruysdaelkade y después volvimos hacia el mercado Albert Cuyp, el más conocido de Holanda. Todos los días excepto los domingos, montan unos 260 puestos tanto de ropa como de comida. Aprovechamos para comprar lemongrass (citronela fresca) que no encontramos en España y necesitamos para poder cocinar el amok camboyano.


Paramos a almorzar en el conocido restaurante Bazar, donde degustamos buena comida árabe. Quizá sea más aconsejable acercarse a cenar ya que muchos platos de su interesante carta los sirven a partir de las cinco de la tarde. Terminamos el circuito pasando por la plaza de Marie Heineken, justo detrás de la famosa fábrica cuya visita dejamos para otro viaje al país.

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