Más aventuras en moto en Ratanakiri (2ª Parte)

El segundo día repetimos con los mismos conductores de moto,  intentando conocer un poco más los diferentes tipos de asentamientos de esta zona de Camboya. Nos recomendaron acercarnos a Voen Sai, 35 km al noroeste de Ban Lung, donde cruzando en un pequeño ferry a la otra orilla puedes visitar una vieja aldea china y otra laosiana.

La verdad es que imaginábamos algo más interesante.

En vez de un pueblo más o menos circular, había una única calle paralela al río. A la izquierda era el "pueblo chino" con la única peculiaridad de algún templo con figuras chinas, y a la derecha el "pueblo laosiano" con el singular atractivo de ver cómo se juntaban dos ríos cuando terminaba el camino.

Algo decepcionados, optamos por no pagar los 20 USD que nos pedían para llegar hasta Kachon, donde es posible ver el cementerio Tompuon (chunchiet), en medio de la selva.

Rehicimos la ruta para el resto del día, intentando hacer comprender a nuestros conductores que preferíamos visitar pequeños pueblos que hubiera en el camino, aunque a ellos les pareciera que carecían de interés. En esos momentos me venía a la mente una anécdota que contaron en una charla de viajes. En cierto país de África, le pidieron al guía autóctono que les llevara a un sitio que fuera especialmente atractivo para él. Y, ¡acabaron en un basurero inmenso en medio de la nada! Ya se sabe que sobre gustos no hay nada escrito, pero más aún cuando lo que para algunos es de lo más común y para otros absoluta novedad.

Afortunadamente la experiencia fue muy sustanciosa. Pudimos ver auténticas casas que construyen los adolescentes antes de casarse (que antes habíamos visto en algún museo) o ver los preparativos de una fiesta que iban a celebrar esa misma noche en la casa comunal. Se trataba de un ritual para que todo fuera bien en un parto inminente. Incluso nos dieron a beber licor de arroz. (En estos pueblos tan sólo hicimos fotos a los edificios).