martes, 25 de mayo de 2010

Safari en Masai Mara

Un día en Nairobi visitando agencias de safaris, esquivando "cansinos" y tomando decisiones trascendentes para la ansiada incursión en Masai Mara puede resultar más estresante y agotador que todos los kilómetros que llevamos recorridos en este viaje. Por lo menos conseguimos esa misma tarde contratar un safari de tres días en dicha Reserva Natural. Negociamos que nos dejaran el último día en el lago Naivasha, en vez de en Narirobi que es lo habitual, para poder continuar por nuestra cuenta visitando el P.N. de Hell´s Gate.

La agencia Spirits of Africa no pudo hacerlo peor: empezamos tarde, la comida que nos prometieron variada fue más bien escasa y repetitiva, las cómodas tiendas de campaña con baño de las fotos se convirtieron en unas normalitas y teníamos que usar las letrinas comunes cuya limpieza dejaba mucho que desear, pero sin duda lo peor fue el conductor que no respetó los horarios acordados de game drive y se dedicó a trasladarnos lentamente por las pistas principales de la reserva.

Aunque nos quejamos durante y después del safari nada hicieron para solventar todos estos problemas y su respuesta meses más tarde fue "no os ibáis a creer todo lo que os prometimos...". Sobra decir que es una compañía a evitar y cuya actuación nos hizo valorar todavía más a Active Tanzania, con los que habíamos realizado un magnífico safari en Tanzania.

A pesar de todo ello tuvimos la ocasión de disfrutar de la fauna africana de cerca, viendo el impresionante espectáculo natural que supone la gran migración y la cadena alimenticia, desde los hervíboros pastando hasta el esqueleto que queda después de la actuación de los carnívoros y los carroñeros.










martes, 4 de mayo de 2010

Viaje en el tren lunático de Mombasa a Nairobi


En muchos de nuestros viajes hemos incluido un trayecto en tren en el itinerario: de Aguascalientes a Cuzco en Perú, de Agra a Benarés en India, de Chengdu a Xian en China, de El Cairo a Asuán en Egipto, de Latakia a Aleppo en Siria, de Bangkok a la frontera con Laos en Tailandia...y siempre es una aventura única que recuerdo con especial nostalgia.

Cuando programamos este viaje por el Africa mítica casi nada estaba pensado pero sí tenía claro que quería montarme en el tren lunático y estuve aún más decidida después de leer su historia en el libro de Javier Reverte "El sueño de Africa". Sin duda una opción más rápida, cómoda y aburrida hubiera sido coger un vuelo de Lamu a Nairobi.

Hemos comprado billetes de segunda clase en un compartimento de cuatro personas, con desayuno, por 1940 KS por persona. Tenemos mosquitera para la ventana y nos viene muy bien el saco sábana que llevamos en la mochila para mantener mayor distancia con las hormiguillas, cucarachas pequeñas y otra fauna menor que comparte litera con nosotros. En fin, es lo que tiene viajar en un tren con tanta historia.

Aunque la salida estaba prevista a las 19 h lo hacemos con tres cuartos de hora de retraso. Nos instalamos en el tren e intentamos intuir el paisaje a través de la ventanilla del pasillo. Lamentablemente está ya demasiado oscuro así que investigamos un poco el ferrocarril, cenamos la comida que habíamos comprado por la tarde en Mombasa y aún jugamos un rato a las cartas antes de dormir.

Me puse el despertador para ver el amanecer pero está muy nublado. Aún con todo me quedo mirando el paisaje, imaginándome a los coolies indios que trajeron para construir las vías a finales del siglo XIX y a los leones devoradores de hombres que tan difícil se lo pusieron. A las 7 h pasan tocando una campanilla para avisar, ya está preparado el desayuno. Acudimos al vagón restaurante y disfrutamos de un abundante almuerzo: leche, café, zumo, tostadas, mermelada y mantequilla, huevos fritos, salchichas y judías. Todo servido con una vajilla y cubertería que nos invita a viajar en el tiempo.


Comienza el espectáculo, nuestro primer safari en Kenia sin bajar del tren: primero vemos un par de gacelas, luego avestruces, cebras, más gacelas, ñus e incluso alguna jirafa. Llegando a Nairobi la visión es bien distinta: chabolas en medio de basureros, con los niños acercándose al tren a pedir dinero. Dos facetas muy diferentes que definen el país y no nos dejan indiferentes.


Llegamos a la capital pasadas las 11 de la mañana, con tan sólo dos horas de retraso respecto del horario previsto.